
Durante siglos, la cocina fue moldeada por guerras, rutas comerciales y migraciones. Las recetas viajaron con los pueblos, se transformaron y, con el tiempo, muchas terminaron representando países o culturas que no las vieron nacer.
Por Infobae
La historia de alimentos como el sushi, la pizza, los churros o el pollo tikka masala evidencia la complejidad de atribuir un origen único a muchos platos populares.
Una reciente nota de National Geographic, analizó el verdadero origen de algunas preparaciones emblemáticas que, pese a su asociación contemporánea con determinadas naciones, surgieron en contextos geográficos y culturales distintos.
De acuerdo con el medio, la apropiación, la adaptación y la evolución constante son elementos centrales en la historia de la alimentación.
El origen persa del churro
Aunque comúnmente se asocian con la gastronomía de España y México, los churros tienen raíces más lejanas. Según National Geographic, una receta del siglo X proveniente de Bagdad, en el actual Irak, describe una masa frita denominada zulabiya, cuya textura y forma se asemejan notablemente a los churros contemporáneos.

La pizza, antes del tomate
Atribuir el origen de la pizza exclusivamente a Italia desconoce una larga tradición de panes planos en distintas culturas. De acuerdo con National Geographic, la primera referencia escrita a una preparación de este tipo proviene de Egipto, hacia el año 2.200 a. C., donde se servía pan con ingredientes por encima.

La antropóloga alimentaria Katheryn Twiss señaló que cuanto más simple es una receta, más posibilidades existen de que haya surgido de manera independiente en varias regiones. “El pan plano es algo que la gente va a crear en todas partes”, explicó
La versión moderna de la pizza incluye tomate, un ingrediente originario de lo que hoy es México y Perú, que no llegó a Europa hasta el siglo XVI. En un principio, los europeos lo consideraban tóxico, y su incorporación a la cocina continental fue progresiva.
La catedrática de antropología Christine Hastorf, de la Universidad de California en Berkeley, indicó: “La gente piensa en la salsa de tomate, la pizza de tomate, el pomodoro… comida muy italiana. Y, sin embargo, el paladar europeo tardó un par de siglos en darse cuenta de que era comestible”.
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