
Tras un confuso tira y afloja en las últimas semanas, la licencia concedida por el Gobierno de EE UU a la petrolera Chevron para producir en Venezuela expiraba en la medianoche del martes al miércoles. Era el único permiso de una compañía estadounidense para operar en el país andino. “Estamos denegando a Venezuela cualquier tipo de fondos que puedan llevar a la opresión del pueblo venezolano”, sostiene la portavoz adjunta del Departamento de Estado, Mignon Houston, para explicar las razones de la Administración de Donald Trump para la retirada del permiso.
Por El País
El presidente estadounidense había anunciado en febrero la revocación de la licencia a Chevron, que su predecesor, el demócrata Joe Biden, había autorizado dos años y medio antes, en noviembre de 2022, como gesto para recompensar el diálogo iniciado entonces entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición y que Washington esperaba que condujera a la celebración de elecciones limpias el pasado 28 de julio.
El permiso a la petrolera le autorizaba a “reanudar operaciones de extracción de recursos naturales limitadas en Venezuela”. En marzo, el Departamento del Tesoro dio el visto bueno a que Chevron fuera extinguiendo sus operaciones pero prorrogó el plazo, inicialmente previsto para el 3 de abril, al 27 de mayo para que la petrolera pudiera cumplir los compromisos adquiridos previamente.
Durante meses, la petrolera había presionado al Gobierno de Donald Trump para mantener su licencia. Como parte de las negociaciones para continuar la producción dos meses más, Venezuela liberó hace diez días a un ciudadano estadounidense que mantenía preso, el veterano de la Fuerza Aérea Joseph St Clair, entregado en Antigua al enviado del presidente estadounidense, Richard Grenell.
Los movimientos de Chevron no persuadieron al secretario de Estado y consejero de seguridad nacional en funciones, Marco Rubio, un firme partidario de duras sanciones contra Caracas. El jefe de la diplomacia estadounidense opina que los ingresos que las operaciones de Chevron generaban en las arcas venezolanas solo consiguen apuntalar al régimen de Maduro, y la semana pasada volvía a insistir, en una audiencia en el Senado, en que no habría otra prórroga para la petrolera, que suministraba hasta el 20% de la producción venezolana.
“Desde el principio de esta Administración nos hemos expresado con frecuencia para denunciar a este régimen, para denunciar su opresión de su pueblo. Hemos puesto fin a la licencia de Chevron que permitía iniciativas en el sector del gas y el petróleo que siguen sufragando la opresión. Hemos impuesto sanciones. Utilizamos toda una gana de herramientas para expresar nuestra preocupación y nuestra advertencia de que Venezuela debe de cambiar”, apunta Houston en declaraciones a este periódico después de que expirase la licencia. “Necesitamos ver una Venezuela en el camino a la estabilidad y el progreso democrático”, agregaba la portavoz adjunta de Rubio.
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