Mientras Hugo Chávez se asomaba a la muerte, Nicolás Maduro, su anunciado sucesor, empezó a favorecer con contratos al empresario panameño Ramón Carretero Napolitano, quien hoy sigue siendo proveedor del Estado venezolano. El esquema previó además un bucle para beneficiar a la familia presidencial por la puerta trasera: a cambio de los pagos a través de la estatal Fundación Pro-Patria 2000 ?para el contratista, éste transfirió al menos 5,5 millones de dólares en presuntas coimas a una sobrina de Cilia Flores y su esposo.
Por Roberto Deniz
La relación de Ramón Carretero Napolitano, un empresario panameño de larga trayectoria de negocios en Cuba, con el régimen de Nicolás Maduro es una fiesta. Comenzó en 2013, mientras Hugo Chávez agonizaba, y se mantiene hasta hoy. Por cuenta del Estado venezolano, Carretero y sus hermanos construyeron en Venezuela gimnasios, un estadio de béisbol y un centro de convenciones. También remodelaron un hotel y hasta importaron juguetes, neumáticos y electrodomésticos por alrededor de 767 millones de dólares.
Los favores también fluyeron en sentido contrario. Empresas de Juan Carlos López Tovar y de quien fuera su esposa, Iriamni Malpica Flores, sobrina de Cilia Flores, la cónyuge del mandatario venezolano, a su vez, recibieron pagos de las compañías de los Carretero Napolitano por al menos 5,5 millones de dólares sólo en 2014. Mientras el régimen de Maduro le pagaba los jugosos contratos al empresario panameño y el sobrino político recibía millones en dólares, los dos también volaban juntos en jets privados y se hicieron socios en Panamá.
Estos son los principales hallazgos de una investigación colaborativa entre Transparencia Venezuela en el Exilio, el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), el diario La Prensa de Panamá y Armando.Info. El trabajo se desarrolló sobre la base de una filtración de documentos que revelan los movimientos financieros, cheques, correos electrónicos, cartas y documentación crediticia de López Tovar, Iriamni Malpica Flores y de compañías de Ramón Carretero Napolitano en los bancos AllBank de Panamá y el Banco del Orinoco de Curazao entre 2014 y 2015.
Ambos bancos, que fueron liquidados por autoridades de sus respectivas jurisdicciones tras irse a la quiebra por incumplimientos con sus ahorristas y otras irregularidades, pertenecieron a Víctor Vargas Irausquín, conocido como el banquero de Chávez a raíz del auge que tuvo su grupo financiero BOD en Venezuela en tiempos del Comandante. Además de sistematizar los registros filtrados, esta alianza periodística consultó expedientes judiciales, chequeó registros públicos de varios países y entrevistó a una decena de fuentes en tres países.
López Tovar, de 38 años de edad para esa época, también socio en Venezuela de su cuñado Carlos Malpica Flores -conocido como el sobrino favorito de Cilia Flores-, aficionado a los caballos, recibía en 2014 el dinero enviado por las compañías de Carretero Napolitano y luego reenviaba parte de ese capital a las cuentas bancarias de su mujer, Iriamni, para sus gastos, según los extractos bancarios que forman parte de la filtración.
Mientras los venezolanos sufrían uno de los años más duros del desabastecimiento, la sobrina de Cilia Flores y su pareja eran clientes habituales de las grandes tiendas panameñas, como el centro comercial Félix B. Maduro (sin relación con Nicolás Maduro). Por ejemplo, los negocios de 2014 ameritaron un festejo a lo grande para esa Navidad: sólo el 23 de diciembre compraron en locales de Louis Vuitton, Gucci y Salvatore Ferragamo regalos por casi 9.000 dólares.
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