
En los últimos días, el presidente Gustavo Petro ha empezado a marcar una notable distancia frente a quien era considerada hasta hace poco su sombra y una de las pocas personas en las que más confiaba: la actual canciller, Laura Sarabia. La joven politóloga, clave en las labores logísticas de su campaña en 2022, ha sido desautorizada públicamente en dos ocasiones por el mandatario y en momentos determinantes para las relaciones internacionales de Colombia. Que un presidente le ponga freno de mano a su canciller delante de todos no solo es poco usual, sino que claramente es una señal de que las cosas no están bien.
Por Semana
Sarabia felicitó a Daniel Noboa por su triunfo en Ecuador y convocó a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores antes del viaje de Petro a China. Ambas decisiones, en distintos momentos, desataron una molestia pública de Petro y pusieron contra las cuerdas a una mujer que se preciaba de controlar todos los movimientos de la Casa de Nariño.
SEMANA reconstruye cómo se fue deteriorando esa relación, supuestamente a prueba de fuego, que hoy llama la atención por las implicaciones que podría tener en el mediano plazo.
Según fuentes enteradas, la ruptura se empezó a evidenciar hacia mediados de 2024, cuando Sarabia y personas de su círculo más cercano resultaron mencionadas en entramados de presunta corrupción en el sector de la salud. La información que llegó a los oídos de Petro, a través de múltiples fuentes, causó un profundo impacto en el mandatario. Ahí empezó a romperse la confianza.
Al comienzo, Petro la respaldó, pero con el paso de los días las dudas aumentaron su escepticismo. Tras las primeras informaciones en su contra, Sarabia consideró que el ataque es la mejor defensa y decidió casar una pelea con el entonces superintendente de Salud, Luis Carlos Leal, quien estaba haciendo las denuncias.
“Que caiga quien tenga que caer y que caiga pronto, porque este país no aguanta más robo de recursos en la salud”, advirtió Leal en respuesta a Sarabia. Ese choque, según testigos con los que conversó SEMANA, fue un punto de quiebre en la relación entre la canciller y Petro.
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