Me refiero al país como conjunto nacional, como sumatoria de los intereses del pueblo, como entidad soberana e identidad propia de su conciencia histórica, como patria por cuyo desarrollo político, económico y social existe un compromiso vital.
Ese país, el verdadero país, les importa un rábano o un comino, o como peor suene. Discursean jadeantes para manipular a la gente. Espero que casi nadie se siga comiendo el cuento.
El país que sí les importa es el que pueden depredar hasta dejarlo carcomido, el que sea fuente de lucro, hábitat de corrupción. El que convierten en una jaula para ejercer su despotismo y desahogar sus rencores y complejos. Ese el país que les interesa.
En primer lugar a los mandoneros del poder que han malbaratado el siglo XXI. Cuando ya sean un recuerdo calamitoso, nunca acabarán las sorpresas por el grado de destrucción que fueron capaces de infligir.
Y también de primero se cuenta a la constelación de cómplices políticos y económicos, de corbata, guayabera o uniforme; que se han plegado sumisos a este latrocinio colosal. Acaso sea más grave el proceder, que desde luego es expresión de la delincuencia organizada.
El país no les importa para bien sino para sus fechorías. Por eso el país los rechaza con intensidad y perseverancia. Y lo seguirá haciendo hasta que la lucha abra nuevos caminos.